lunes, 17 de diciembre de 2007

Día M

Hoy no fue un día de los mejores. La adrenalina acumulada durante un fin de semana que me tuvo a las apuradas se me desparramó entera con el reclamo absurdo de alguien que buscaba un “chivo expiatorio” para sus problemas de escena pública y “perfil político”.
Hoy me sentí perfectamente ubicada en la silla que está entre la espada y la pared. Hoy las 365 mañanas laburadas de este año se filtraron por palabras que me atribuían culpa sin entender yo por qué.
Hoy dejaron de existir las horas dedicadas a proyectos ajenos, a construir la imagen de gente que ni siquiera sabe dónde está parada. Hoy la tinta de la bendita revista se diluyó entera demostrándome, una vez más, lo poco que se valora a las personas. Hoy, que alguien me remarcara que faltaba una letra “e” en el nombre de una universidad de Alemania, ajustó un poquito más el nudo en la garganta que ahora tengo. Y pensar que mañana debo continuar…
Hoy más que nunca largaría todo, me convertiría en huracán, firmaría una renuncia, me reiría de mí misma, saludaría al mundo con los sueños olvidados y correría sin parar hasta desintegrarme por completo.