La mirada fija precisamente en la nada,
la sensación de estar perdiendo el tiempo
en cada segundo,
el azul del frío en los dedos
-de las manos y de los pies-,
dos gotas de lluvia que se chocan
con la rigidez de un cristal.
Instantánea en gris de una tarde que se va.
miércoles, 8 de octubre de 2008
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